Esta leche se asemeja mucho en textura a la de vaca, con la ventaja de que está libre de colesrerol y lactosa, a parte de la gran cantidad de nutrientes que nos
aportan las almendras, así como su poder alcalinizante del organismo. Por ello consumirla o usarla en nuestras recetas, es altamente
saludable.
La ventaja de producirla nosotros mismos a parte de su precio más económico, es que a las comerciales le añaden aditivos y preservantes.
Para realizarla de la forma más fácil y conómica, sólo tienes que dejar las almendras a remojo desde la noche anterior, cuanto más tiempo más cremosa quedará la leche
(si vas a dejarlas más de 12 horas hazlo en nevera). Entonces las enjuagarás y meterás en el vaso de la batidora junto con el agua, y lo licuas. El resultado lo cuelas con un colador fino al que le
has colocado encima una gasa, que exprimirás a posteriori para obtener lo máximo posible. Y ya estará lista.
Los restos de las almendras son fibra, los puedes aprovechar para elaborar ricas galletas crudiveganas, patés o incluso queso.
Esta leche la puedes tomar a
sí misma, o endulzar con azúcar de coco, agave, o tu endulzante favorito.
Con cacao, o con miel y canela, en invierno es deliciosa. También te puede servir para tus batidos, helados y recetas.